¿Un nuevo mito futurista?

A las ocho y media de la mañana de ayer (25 de noviembre de 2009), en muchas páginas de Internet apareció un pequeño recuadro:


Nadie sabía que significaba ni quiénes eran sus autores.

Pocas horas después, la imagen se convirtió en un enlace: pinchando en ella podías acceder a otra página.

Este es el enlace a esa página:

http://www.antologosdelaarqueored.com/

Es una página bastante extraña, que parece la pantalla de un antiguo ordemador y, al mismo tiempo tiene algo de futurista:

?ui=2&view=att&th=1252b2937d4a1ac9&attid=0.1&disp=attd&realattid=ii_1252b2937d4a1ac9&zw
Si, una vez allí, tecleas HELP, te aparecerá una lista de COMANDOS que puedes escribir de nuevo (o incluso pinchar con el ratón), de manera que aparece más información, e incluso un enigma con una pregunta verdaderamente extraña:
Marshall McLuhan dijo que los medios son extensiones del ser humano. Pero ¿cuándo escribió este texto?:

“El hombre ya posee muchos miembros extracorporales ( …) Lleva su memoria en un cuaderno de bolsillo”

  • En 1872
  • En 1972
  • En 2072

La respuesta parece obvia, pero tal vez no lo sea.

Además, al parecer hay comandos ocultos en esa página, pero…

 

Posted in Uncategorized | Leave a comment

Proteo (seres proteicos)

serEs pRotEicos

Con Proteo, personaje de la mitología griega, se debe iniciar esta sección que lleva su nombre. También podía haberse llamado Las Metamorfosis, pero el asunto que me interesa es más limitado que el que ocupó a Ovidio, lo que es una suerte.

En la mitología, y especialmente en la griega, se pueden encontrar decenas de personajes que se transforman en plantas, animales, estrellas o cualquier otra cosa imaginable. Pero en Seres proteicos sólo me quiero ocupar de aquellos que tienen el poder de trasformarse continuamente. Es decir, que en cierto modo, su naturaleza consiste en esta facultad cambiante. Por ello, no se hablará de aquellos personajes que se transforman en animales, constelaciones o flores como escarmiento, premio o símbolo de su destino.

PROTEO

Proteo es un mítico rey de Faros, una pequeña isla junto al Delta del Nilo, que sin embargo contaba con el mayor puerto de la Europa de la Edad de Bronce. Mítico no significa necesariamente imaginario.

Era tan sabio que conocía la respuesta a cualquier pregunta. Pero también era muy testarudo y se negaba a compartir su sabiduría. La única manera de conseguir su colaboración era atraparle y no soltarle hasta que diese la respuesta pedida. Lamentablemente, esa no era tarea fácil, pues Proteo tenía el poder asombroso de cambiar de forma continuamente.

Muchos héroes se propusieron atrapar a Proteo para que respondiese a sus preguntas. Aristeo, según cuenta Virgilio, quiso que le dijera por qué habían muerto sus abejas melíferas. Fue Cirene, prima de Proteo, quien recomendó a Aristeo atase al dios marino para obligarle a responder. Así lo hizo Aristeo y, sorprendiendo a Proteo mientras dormía la siesta, logró atraparlo a pesar de su transformaciones. Pero Graves opina que la presencia de Proteo en la historia de Aristeo es un ejemplo del empleo irresponsable del mito por parte de Virgilio.

Para Graves, Proteo es otro nombre de Nereo, el anciano del mar. Se le representa en la pintura de un ánfora primitiva con la cola de pez y un león, un ciervo y una víbora saliendo de su cuerpo.

Según Graves, las transformaciones de Proteo en La Odisea indican las estaciones a través de las cuales el rey sagrado iba del nacimiento a la muerte.

Por otra parte, y dejando a un lado todas estas interpretaciones, en la Antigüedad se contaba un curiosa variante de una leyenda conocida: Helena, la esposa de Menelao y causa de la guerra de Troya, no fue raptada por Paris sino que éste se llevó una Helena fantasma, quedando la verdadera Helena en Egipto o Faros con el rey Proteo.

En Odisea IV 351, Menelao cuenta a Telémaco, hijo de Ulises, su encuentro con el anciano del océano cuando regresaba de Troya a Esparta. Se hallaba entonces el caudillo aqueo en la isla de Faros, frente a Egipto, pero no podía hacerse a la mar por falta de viento.

Tras veinte días retenidos allí:

“cierta deidad apiadada buscó mi remedio. Fue la hija del Viejo del Mar, el insigne Proteo, la que llaman Idótea”

Menelao sospecha que algún dios quiere impedir que sus naves prosigan el viaje, pero ignora de qué deidad se trata y cuál es el motivo de su ira. Entonces Idótea le dice:

“Suele andar por aquí cierto anciano del mar, infalible, el egipcio Proteo, inmortal que conoce los fondos del océano sin fin; Posidón por vasallo lo tiene y es el padre que a mí me engendró” .

Y añade:
“Si fueras tú capaz de cogerlo en celada y rendirlo a tu arbitrio, de tu ruta te habría de decir si será corta o larga y en qué modo podrás regresar sobre el mar rico en peces.
Asimismo, ¡oh retoño de Zeus!, sabrás, si lo inquieres, tanto el bien como el mal ocurrido en tus casas al tiempo que tú andabas ausente en la larga y penosa jornada”

Después, Idótea le explica a Menelao cómo puede atrapar a su escurridizo padre:

“Una vez que le viereis dormido, llegada es la hora: en alerta poned vuestra fuerza y vigor, sujetadle aunque más se resista y procure escaparse tomando mil figuras diversas. Vereislo cambiado de pronto en reptil que se arrastra en el suelo, después convertido ya en hoguera violenta, ya en agua; vosotros seguidle sin cesar estrechando, apretad cada vez con mas brío; mas, después que él os hable con propias palabras y vuelva a tomar la figura en que estaba al dormirse, absteneos de mayores violencias, soltad al anciano y al punto, noble prócer, pregúntale tú qué deidad te persigue y en que modo podrás regresar sobre el mar rico en peces”.

Menelao y su hombres se ponen encima pieles de foca y se unen al rebaño que cuida Proteo:

“Por la siesta surgió de las aguas el viejo: a la vista de sus focas robustas se puso a contarlas pasando por mitad y empezó por nosotros, ajeno en su alma del engaño tramado, y al fin acostóse entre ellas. Dando gritos saltamos entonces los cuatro y las manos le lanzamos encima. No puso el anciano en olvido sus ardides: cambióse primero en león melenudo, en serpiente después, en leopardo y en cerdo gigante, luego de ello en corriente de agua y en árbol frondoso. Sin respiro apretábamos todos con ánimo entero y, rendido por fin el anciano perito en intrigas maliciosas, volviéndose a mí, preguntó de este modo: ‘¿Qué deidad te ha ayudado a tramar, oh retoño de Atreo, tal celada que así me has cogido? ¿Qué buscas con ello?'”

Rendido ya Proteo, Menelao le pregunta varias cosas, a las que el cambiante dios responde obediente. Tras lo cual: “sumergiose en las olas marinas”. Aunque gracias a la ayuda de Proteo, Menelao puede regresar a su patria, no se dice que encontrase a la verdadera Helena junto a Proteo.

 

(publicado en Esklepsis nº3, julio de 1997)

Posted in grecolatinos, Proteo | Leave a comment

Felicidades!

¡Felicidades!

En este día en el que nació nuestro Señor y Redentor, y fue adorado por los pastores y calentado por un buey y una mula, y obsequiado con regalos por los magos de Oriente el día seis de enero y que después, siendo ya hombre, ayunó cuarenta días en el desierto y sufrió la pasión y que tiene el domingo como su día festivo, y ascendió a los cielos y se convirtió en la segunda persona de la Trinidad, en este día único, los mitraístas te deseamos todo lo mejor.

¡¡Salve a nuestro Señor Mitra que nació un 25 de diciembre!!

 (publicado el 25 de diciembre de 2005 en Il Saggiatore)

Posted in Uncategorized | Leave a comment

Gilgamesh y Canetti

En el último viaje con tres amigos al sur, me llevé de nuevo el libro del primer viaje literario: la Epopeya de Gilgamesh.

En otro viaje encontré al cuervo de Gilgamesh (también el primer cuervo literario conocido y antepasado directo del cuervo de Noé) en Lisboa.

Siempre encuentro algo en Gilgamesh, porque casi todo empieza con él: el primer viaje, el primer cuervo, la primera amistad, la primera aventura de amor homosexual, la primera dicotomía entre naturaleza y civilización, la primera interpretación de sueños, la primera tentativa de escapar a la muerte, y tantas otras cosas que se hallan en Gilgamesh por la sencilla razón de que es también la primera narración conocida y, en cierto sentido, aunque esté escrito en verso, la primera novela.

Esta vez he leído pocas páginas de la nueva versión, editada por Trotta, pero nada más regresar a Madrid he encontrado esta (para mí) asombrosa coincidencia en la segunda parte de la biografía de Elías Canetti, La antorcha al oído:

canettiElias Canetti

“Descubrí el poema de Gilgamesh, obra que como ninguna otra ha influido en mi vida, en su sentido más íntimo, su fe, su energía y sus expectativas. El lamento de Gilgamesh por la muerte de su amigo Enkidu me conmovió profundamente:

“Por él he llorado día y noche,
No consentí que lo sepultaran,
por si mi amor despertaba a mi amigo.

Lo he llorado siete días con sus noches
Hasta que el gusano invadió su cara,
Desde que murió, no he vuelto a encontrar vida,
Y errante voy por la estepa, como un salteador

Luego viene su expedición contra la muerte, su peregrinación por las tinieblas de la Montaña Celestial y por las Aguas de la Muerte hasta que encuentra a su antepasado Utnapishtim, salvado del diluvio, a quien los dioses concedieron la inmortalidad. Por él quiere saber cómo se llega a la vida eterna. Es cierto que Gilgamesh fracasa y muere. Pero esto no hace más que corroborar en nosotros la necesidad de su expedición.
De este modo he podido sentir la incidencia de un mito en mi propia persona; como algo que durante el medio siglo transcurrido desde entonces he pensado y repensado de muchas maneras, dándole vueltas de un lado a otro en mi interior, pero que ni una vez he puesto en duda. Capté como unidad algo que en mí ha continuado siéndolo. Me es imposible criticarlo. La cuestión de si creo o no en semejante historia, no me afecta; ¿cómo podría decidir frente a la sustancia más específica de la que estoy compuesto, si creo en ella? Pues no se trata de repetir como un loro que, hasta la fecha todos los hombres han muerto, sino sólo de decidir si uno se resigna a aceptar la muerte o se rebela contra ella. Rebelándome contra la muerte he adquirido un derecho al brillo, riqueza, miseria y desesperación de cualquier experiencia. He vivido inmerso en esta rebelión infinita. Y si bien el dolor de los seres queridos que con el tiempo he ido perdiendo no es inferior al de Gilgamesh por su amigo Enkidu, tengo una ventaja única sobre el hombre-león: que me importa la vida de cada ser humano y no sólo la de mis seres más próximos.”

De esto que comparto con Canetti da fe mi página Utanapishti y también una frase de Joseph Glanwill que encontré en Ligeia de Poe y que he llevado conmigo desde hace años:

“El hombre no se doblega a los ángeles, ni cede por entero a la muerte, como no sea por la flaqueza de su débil voluntad”.

Por cierto, en una de mis antiguas páginas web, había un mapa con los enlaces:

mapa

Ese mapa es el de dos ríos. Son el Tigris y el Eúfrates, que es por donde vivió Gilgamesh (en Uruk, que, dicen, ha sido descubierta hace poco). Pero el mapa está puesto del revés y por eso no resulta tan reconocible.

 

(Publicado en Il Saggiatore 13 diciembre 2005)

Posted in Gilgamesh, Uncategorized | Leave a comment

Mitología comparada

La mitología comparada es tal vez el asunto más interesante del mundo, en el que uno puede perder, o ganar, horas y horas de su vida. 

A mí me ha interesado mucho la mitología desde que en la adolescencia me pasaba las noches elaborando cuadros genealógicos o panteones de dioses, en los que llegué a juntar más de 500 dioses diferentes, en un entrecruzamiento de flechas y familias que al final siempre resultaba incomprensible.

Como es un tema tan absorbente, desde hace muchos años lo mantengo apartado, porque temo que su canto puede ser tan atractivo como el de las sirenas mitológicas.

Hace unos días mi amigo Marcos vino a remover un poco este interés dormido y ahora dudo entre dejarme seducir de nuevo o no.

Casi nunca he hablado en mis páginas web de mitología, ausencia asombrosa que empezaré a remediar con prudencia. Empezaré por publicar en esta página algunos viejos textos y quizá inicie alguna nueva investigación.

La mitología comparada, por cierto, está llena de prodigiosas teorías que, con el pasar de los años, son rechazadas y olvidadas, así que, manteniéndome en la línea prudente de autores como W.C.Guthrie, intentaré no avanzar demasiadas hipótesis arriesgadas y mantenerme más bien en el terreno de la comparación fenomenológica, es decir, de la descripción de los fenómenos o ejemplos míticos semejantes.

(Publicado en Cambiante, diciembre 2007) 

Posted in sobre los mitos | 1 Comment

La epopeya de Gilgamesh

gilgamesh

Gilgamesh y el toro celeste por Ana Aranda

La epopeya de Gilgamesh es mi libro favorito de todos los tiempos, creo. Ya he dicho alguna vez que lo bueno que tiene este libro tan antiguo es que siempre es nuevo, porque poco a poco se van descrifrando nuevos fragmentos arqueológicos y el relato se va completando. No sé si algún día estará del todo completo, pues todavía quedan bastantes lagunas.

La última versión que leí fue la de Jean Bottero, en 1999, cuando viajé con Luis y Marcos a Lisboa. Mañana inicio otro viaje con rumbo y destino desconocido con Marcos, Luis, Rafael, Bacti… y Gilgamesh, en una reciente versión que he guardado hasta este momento. En aquella ocasión descubrí muchos cuervos en Gilgamesh y en Lisboa, ¿qué descubriremos en este viaje? Ya se verá.

Posted in Gilgamesh | Leave a comment

El álbum de Pandora

Pandora 

Leí algo acerca de los álbumes de Pandora en un libro que tenía que corregir para la editorial Mondadori. Se trataba de un estudio sobre Rembrandt, si no me equivoco. Se decía que en la época era frecuente tener un Álbum de Pandora, es decir, un libro con hojas en blanco.

   El libro se iba llenando con dibujos o regalos: una flor seca que han besado los labios del amante, una cinta de tela con la que ella ataba su cabello.

  Una de las cosas que solía haber en un Libro de Pandora era un cuestionario, que una vez rellenó Proust en el Álbum de Pandora de una amiga y desde entonces se llama Cuestionario de Proust, pero de eso hablaré otro día.

  Tal vez en el libro que corregí se explicaba que Rembrandt tenía un Libro de Pandora en el que dibujaban sus amigos pintores, o tal vez, al contrario, que algunos de sus dibujos se han conservado en los libros de los que fueron sus amigos. No me acuerdo.

   Es fácil darse cuenta que el Álbum de Pandora es una versión amable de la célebre leyenda de la caja de Pandora de la mitología griega, que aprovecho para recordar ahora.

   El titán Prometeo había robado a Zeus el fuego y se lo había entregado a los hombres.

  Además, Prometeo había logrado capturar todos los males y los había encerrado en una vasija para que no acosasen a los seres humanos. Para vengarse, Zeus encargó a Hefesto, el herrero divino, que fabricase una mujer semejante a las diosas.

  Esta mujer fue llamada Pandora: Atenea la vistió, las Gracias la llenaron de joyas, las Horas la cubrieron de flores, Afrodita le dio su belleza y, por último Hermes le confirió la maldad y la falta de inteligencia. Lo que no sé es si con el don de Hermes se quiere significar que Pandora era malvada y tonta o que lo son todas las mujeres.

   Después de dar vida a la figura, Zeus envió a esta primera mujer como regalo a Epimeteo, hermano de Prometeo.

   Pese a los consejos de su hermano Prometeo, Epimeteo, que tampoco era muy listo, se casó con Pandora.

   Evidentemente, lo mismo sucede en el Génesis con Eva, la curiosidad de Pandora le llevó a abrir la vasija en la que Prometeo había encerrado todos los males, que se escaparon y se extendieron sobre la tierra. Sólo quedó dentro la esperanza, que con sus consejos falaces y sus pobres consuelos, impide a los hombres suicidarse.

   Pero hay otra versión, de un autor optimista, según la cual en la vasija había puesto Zeus los bienes, como presente a la humanidad. Al abrir la caja Pandora, los bienes escaparon hacia el Olimpo, excepto la esperanza.

   Todo lo anterior me sirve para explicar en qué consiste un álbum de Pandora: recuerdos de amigos, no necesariamente regalos.

Posted in grecolatinos, Pandora | Leave a comment

Dioses discapacitados: los herreros divinos

Es sabido que en muchas culturas, los herreros divinos son cojos. Es una extraña característica que comparte tanto el Hefesto griego como el Vulcano latino (Dios que, al parecer, no procedería del Hefesto continental sino del Velcano cretense).

En el mito tradicional griego se cuenta que cuando la diosa Hera vio a su hijo recién nacido, Hefesto, le pareció tan enclenque que lo arrojó desde la cima del Olimpo. No quería que nadie supiera que había dado a luz a un dios tan debilucho. Hefesto sobrevivió a esta terrible caída, y ni siquiera sufrió ningún daño, porque cayó en el mar y fue recogido y cuidado por las diosas Tetis y Eurinome. Agradecido, el muchacho construyó su primera fragua bajo el mar y empezó a fabricar joyas y herramientas para las amables diosas marinas.

Por tanto, parece que la causa de su cojera no fue esa caída, que hubiera matado a otro cualquiera (caer sobre el mar desde una altura considerable no es muy diferente a caer sobre tierra). Cuando en el Olimpo se supo que Hefesto era un gran herrero, se le permitió regresar junto a los dioses.

Return of Hephaestus to Olympus, with Dionysus & Hera | Greek vase, Athenian red figure skyphos

Hefesto regresa al Olimpo

Tiempo después, Hefesto vio cómo su padre Zeus colgaba de las muñecas a su madre Hera como castigo por la rebelión Hera, que se las había apañado para dormir a su divino esposo, para así poder maltratar tranquilamente a Heracles (estaba celosa porque el héroe era hijo de Zeus con la mortal Alcmena).

Al ver a su madre colgada del cielo, Hefesto reprochó a Zeus su crueldad. Furioso, el padre de los dioses arrojó de nuevo a Hefesto desde el Olimpo . Esta vez la caída fue terrible, duró un día entero y acabó estrellándose en la isla de Lemnos. Se rompió las dos piernas, lo que justifica el epíteto con el que Homero suele referirse a el: “Hefesto, el ilustre cojo de ambos pies”

Gracias a la ayuda de los habitantes de Lemnos, Hefesto logró recuperarse, aunque se vio obligado a caminar con muletas de oro, que él mismo  fabricó. Finalmente, Zeus le perdonó y le nombró herrero divino.

Esta es la historia de la minusvalía de Hefesto.

Otros herreros minusválidos

Pero Hefesto no es el único herrero de la mitología griega que tenía algún tipo de discapacidad física. Los cíclopes herreros, Brontes, Arges y Estéropes quizá no eran cojos, pero sí tenían un sólo ojo.

En opinión de Robert Graves y otros mitógrafos, como Marcos Méndez Filesi, los herreros divinos

“pueden haber sido lisiados deliberadamente para impedir que huyeran y se unieran a las tribus enemigas” (Graves, Los mitos griegos)

“En general, los personajes mitológicos vinculados con el mundo de los herreros suelen ser cojos, lo cual quizá esté relacionado con la costumbre de lisiarlos para que no se fueran a otro lugar” (Marcos Méndez Filesi, Dédalo y Völundr en El jardín de los dioses)

Es una explicación que resulta muy convincente a primera vista: los herreros fabrican armas y son indispensables para la defensa frente a los enemigos. Pero también son muy valiosos y pueden ser tentados por otros pueblos a cambio de grandes sumas de dinero, así que lo mejor es lesionarlos para que no puedan huír.

La perdiz coja

Otra explicación es que esta cojera podría tener que ver con la perdiz, que practica un extraño baile en el que se mueve de una lado a otro cojeando, al parecer para salvar a sus crías atrayendo hacia sí la atención de los depredadores, que ven más fácil capturar a una perdiz coja que a una cría inquieta. Cuando el depredador se acerca a la perdiz coja, ella levanta el vuelo, dejándole con un palmo de narices. Otra versión asegura que es la perdiz macho la que cojea cuando quiere seducir a una hembra: en realidad se sujeta un talón con el que golpeará a sus rivales.

Por cierto, hay otro herrero que es lanzado desde gran altura, Talos, que fue discípulo y rival de Dédalo, por lo que el futuro constructor del Laberinto, celoso del talento de su aprendiz, lo arrojó desde la Acrópolis. Talos no llegó a quedarse cojo, sino que murió, pero enseguida su alma remontó el vuelo en forma de perdiz, lo que es una sugerente asociación con la cojera.

A ello debemos añadir que Dédalo construyó un autómata de bronce llamado Talos, tal vez en recuerdo de su alumno. El autómata daba la vuelta cada día a la isla de Creta, para protegerla. Sólo tenía un punto débil, en el talón. Sin duda tampoco esto es casual, sobre todo si tenemos en cuenta que, según dice Graves, uno de los nombres de Talos era Tántalo (“cojeando” o “tambaleando”).

Señala Graves que mitos semejantes se encuentran en África Occidental o Escandinavia. Y es cierto, porque en los mitos germanos hay muchos personajes relacionados con la metaluia que tienen algín tipo de minusvalía, incluso el propio Odín. Otro es Wyland o Völundr, un herrero que había construido una joya tan prodigiosa que despertó la codicia del rey de Suecia:

Cuando Nídud, el rey de Suecia, se enteró de que existía un collar tan espléndido mandó a sus hombres que se lo trajeran. Aprovechando que Völundr había salido de su casa, los soldados entraron y encontraron el collar. Sin embargo, no se atrevieron a robarlo y se limitaron a llevarse una anilla. Al regresar, Völundr se dio cuenta de que faltaba una anilla pero pensó que, ya de vuelta, se lo habría llevado su mujer Álvit. Mientras la esperaba, se quedó dormido y los soldados le aprisionaron.

Para impedir que huyera, Nídud ordenó que le cortaran los tendones y que lo abandonaran en un islote enfrente de la costa llamado Sevarstad («El enclave del mar»). Además, se quedó con su espada y dio la anilla de oro a su hija Bódvild.

(Marcos Méndez Filesi, Dédalo y Völundr en El jardín de los dioses)

File:Völund.jpg

En realidad no fue el rey, sino la reina quien impuso a Völundr el terrible castigo de dejarlo cojo, pero a partir de ese día el herrero

tuvo que trabajar sólo para el rey Nídud y su corte (aunque acabó vengándose de todos ellos).

Otros herreros no son minusválidos, sino de pequeña estatura, como los nibelungos, pero no me ocuparé ahora de ellos, sino que les dedicaré una futura entrada.

La hipótesis de Mircea Eliade

Mircea Eliade dice que hay otros herreros cojos en culturas muy alejadas, como en Japón, donde encontramos dioses herreros como Ame no ma-hitostt no kami “la divinidad tuerta del cielo”, que se caracterizan por tener un sólo ojo sano y tener una sola pierna.

Pero Eliade no parece compartir la idea de que estos mitos de héroes cojos procedan de la costumbre de mutilar a los herreros para que no se escapen, sino que propone otra posible causa

“Las invalideces de los personajes (tuerto, cojo, etc.) recuerdan probablemente mutilaciones relacionadas con la iniciación”.

Se trataría de un reflejo de las iniciaciones propias de las sociedades secretas de guerreros (mannerbunde).

La hipótesis de Toynbee

Pero frente a la hipótesis, que realmente resulta ingeniosa y elocuente, de que a los herreros se les lesionaba porque eran demasiado importantes como para permitir que pudieran unirse a los enemigos y fabricar armas para ellos; y frente a la teoría de Eliade acerca de las huellas de un rito iniciático, el historiador Alfred Toynbee, en su monumental Estudio de la historia, ofrece otra explicación. El mito de que los herreros tenían que ser cojos fue creado para que los minusvalidos no fueran eliminados o desterrados de la sociedad.

Hay que recordar que en lugares como Esparta se abandonaba o arrojaba a un barranco a los niños con discapacidades físicas o gran debilidad.

De este modo, el mito de los herreros tuertos y cojos podría pertenecer a la misma clase de mitos que el que traté en detalle en La utilidad de los mitos, al examinar un mito de los Nartos osetas en el que se explicaba por qué se dejó de practicar la costumbre de arrojar a los ancianos por un barranco. Se trata de mitos en los que en vez de justificarse prácticas crueles, se propone una manera más humana y civilizada de tratar a las personas más débiles.

No es este lugar (lo trataré en otro momento con detalle) para referirme a otro de estos mitemas (que no sé todavía cómo llamar, tal vez “mitos que salvan”), el del abandono de la costumbre de matar a los reyes o a los chamenes ancianos. Sólo mencionaré aquí algunas cosas que cuenta Frazer en La rama dorada, muy relacionadas con las minusvalías:

La costumbre de matar a los reyes tan pronto como sufrían algún defecto personal, se mantenía hace dos siglos en el reino cafre de Sofala. Ya hemos visto que estos reyes de Sofala eran considerados por su pueblo como dioses y de ellos impetraban la lluvia o el sol, según hiciera falta. Sin embargo, una ligera tacha corporal como la caída de un diente, por ejemplo, se consideraba causa suficiente para condenar a muerte a uno de estos hombres-dioses, según vemos por el siguiente relato de un antiguo cronista portugués: “Fue antiguamente costumbre de los reyes de este país suicidarse tomando un veneno cuando caía sobre ellos algún desastre o defecto físico natural, tales como impotencia, enfermedad infecciosa, pérdida de un diente frontal, por lo que quedarían desfigurados o sujetos a cualquiera otra deformidad o aflicción. Para poner término a tales defectos se mataban a sí mismos, diciendo que el rey debe estar libre de cualquier tacha o, si no, era mejor para su honor morir y buscar otra vida donde estuviera entero, pues allí todas las cosas son perfectas. Pero el Quiteve [rey] que reinó cuando yo andaba por aquellos lugares no imitó a sus predecesores en esto, siendo discreto y respetable como era, pues habiendo perdido un diente incisivo,ordenó que se proclamara por todo el reino para que todos fuesen sabedores de haber perdido un diente y que así pudieran reconocer al rey cuando le vieran sin él, y si sus antecesores se mataron ellos mismos por tales cosas, fueron muy necios y él no quería hacerlo; al contrario, estaría muy triste cuando, pasado el tiempo, llegara para él la muerte natural, pues su vida era muy necesaria a la conservación del reino para defenderlo de sus enemigos. Y recomendaba a sus sucesores que imitasen su ejemplo.”

Y antes este estupendo ejemplo, comenta Frazer:

El rey de Sofala que se atrevió a sobrevivir a la pérdida de su diente delantero fue así un reformador intrépido semejante a Ergamenes, rey de Etiopía. Podemos conjeturar que la causa que incitaba a matar a los reyes de Etiopía, como en el caso de los reyes de los zulúes y de Sofala, era la aparición de alguna falta corporal o signo de decadencia y que el oráculo que los sacerdotes alegaban como autoridad para la ejecución regia indicaba las grandes calamidades que resultarían del reinado de un monarca que tuviese un defecto cualquiera en su cuerpo; de igual modo que un oráculo advertía a Esparta contra un “reino cojo” o sea el reinado de un rey cojo. (…) Aun hoy, el sultán de Wadai no debe tener ningún defecto corporal visible y el rey de Angoy no puede ser coronado si tiene solamente un defectillo tal como un diente roto, desenfilado o la cicatriz de una herida antigua. Según el Libro de Acaill y muchas otras autoridades, ningún rey que estuviera maculado por un sencillo defecto podía reinar en Irlanda, en Tara, y por esta causa el gran rey Cormac Mac Art, que perdió un ojo en un accidente, abdicó en seguida.

A la vista de estas bárbaras costumbres, que como se ve, no sólo afectaban a las gentes comunes, sino incluso a los reyes, una manera de proteger a los minusválidos, cojos, mancos, tuertos, enanos, era asegurar mediante un mito que eran especialmente sabios y  útiles en las tareas de la fragua. Tal vez no pudieran participar en una batalla o colaborar en tareas que requirieran agilidad, pero sí eran perfectamente capaces de permanecer en la fragua incluso aunque sólo tuvieran una pierna.

Curiosamente, en otro de los poemas del Edda Mayor, el Hávamál (Los dichos de Har), que tiene un contenido ético bastante notable, también se defiende a los minusválidos:

El cojo cabalga, el manco a pastor,

el sordo en la lucha sirve;

mejor estar ciego que estar quemado.

¡A nadie aprovecha un muerto!

Del mismo modo que existen algunos mitos que parecen haber sido inventados para proteger a los viejos (ver de nuevo La utilidad de los mitos), hay otros que tal vez tienen su origen en el deseo de proteger a personas con discapacidades físicas. Uno de estos ejemplos podría ser el de los herreros divinos.

Confieso que la teoría de que tras estos mitos o mitemas (motivos míticos) se esconde un intento de proteger a quienes estaban condenados a ser arrojados por un precipicio o abandonados me parece muy hermosa, además de éticamente superior, por supuesto, a la que sostiene que les cortaban los tendones o les rompían las piernas para que no se escapasen. Pero mis gustos personales no sirven como demostración, por supuesto. Tal vez la teoría de Graves y Méndez Filesi, o la de Eliade, sean las correctas, o tal vez lo sean todas, incluída la de Toynbee, porque el desarrollo y evolución de cuaquier pueblo o cultura es demasiado complejo para redicirlo a una explicacon única más o menos ingeniosa y simplista.

Una última hipótesis

Sin embargo, es posible que la verdadera explicación sea incluso más sencilla que la de Toynbee o la de Graves, además de que explica las coincidencias de este mitema en culturas diversas y alejadas con mucha más facilidad.

No la he encontrado en ningún autor, a pesar que parece de sentido común, pero tampoco he leído ni siquiera un 10% de los libros sobre mitología.

Mi hipótesis es que se representa e imagina a los herreros tuertos, cojos o mancos porque el trabajo de herrero está expuesto a muchos accidentes. Es fácil que salte una chispa en un ojo, o clavarse o golpearse una mano o un pie. Es sabido, además, que los herreros solían taparse un ojo para protegerse de las lascas o chispas (se tapaban el que estaba en la trayectoria del golpe), con lo que era frecuente ver a herreros que parecían tuertos aunque no lo fueran.


Posted in germanos, grecolatinos, osetas/escitas | Leave a comment

Seres proteicos: 1. Tuan Mac Carell

El Leabar Ghabala (Libro de las invasiones) cuenta la historia de los distintos pueblos que llegaron a la isla de Irlanda desde el principio de los tiempos.

Los primeros pobladores desembarcaron poco antes del diluvio y fueron tragados por las aguas. Más tarde llegaron otros pueblos; casi todos ellos desaparecieron sin dejar rastro, quedando desierta de nuevo la isla.

El problema que se plantea con este tipo de relatos es: si la isla quedó desierta, ¿quién contó la historia de esos pobladores extinguidos?

Otra versión de las sucesivas invasiones de la isla propone una solución al problema: la existencia de un testigo que sobrevive a todas las extinciones.

El primer manuscrito en el que se encuentra esta explicación es del año 1100 (The Book of The Dun Cow), pero la historia que contienen sus páginas se remonta al siglo VI, cuando san Finnen llegó a Irlanda y fundó un monasterio en Mag-bile, Ulster.

San Finnen quiso visitar un día a un rico guerrero que vivía cerca del monasterio, pero no le dejaron entrar en su fortaleza hasta que el monje recurrió “al medio que la ley irlandesa ponía a disposición de los débiles para conseguir que los fuertes cediesen ante su demanda”. Este medio era el ayuno.

Cuando el guerrero le recibió en su hogar, Finnen le preguntó quién era. El guerrero respondió:

“Soy originario del Ulster. Mi nombre es Tuan, hijo de Carell (en irlandés, Tuan mac Cairill); mi padre era hijo de Muredach Munderc. Este desierto lo he heredado de mi padre; pero hubo un tiempo en que me llamaban Tuan, hijo de Starn, hijo de Sera. Starn, mi padre, era hermano de Partolón.”

El monje Finnen debió quedar muy asombrado, porque Partoón es considerado uno de los primeros pobladores de Irlanda tras el diluvio. Finnen pidió a Tuan que les contase la historia de Irlanda. Entonces dijo Tuan:

“Partolón, hijo de Sera, vino a establecerse en Irlanda. Había sido desterrado; le acompañaban veinticuatro hombres, cada uno de los cuales venía con su mujer. Sus compañeros no eran particularmente inteligentes. Vivieron en Irlanda hasta que llegaron a sumar cinco mil de la misma raza. Entonces les atacó una enfermedad mortal y todos perdieron la vida en el término de una semana; sólo un hombre sobrevivió. Porque es sabido que nunca sobreviene una mortandad sin que de ella escape alguien para contarlo. Ese superviviente único fui yo.”

De este modo el relato soluciona aquel enigma de quién contó cómo llegó y cómo se extinguió la primera población de Irlanda. Durante el breve tiempo que Partolón y sus hombres permanecieron en Irlanda construyeron bastantes cosas, según se deduce por el relato de Tuan:

“Cuando me quedé solo fui de fortaleza en fortaleza, de roca en roca, para ponerme al abrigo del ataque de los lobos. Durante veintidós años no hubo en Irlanda más habitante que yo. Caí en la decrepitud y llegué a una vejez extrema. Vivía en las rocas desiertas pero ya no podía correr, y las cavernas me servían de asilo.”

Fue entonces cuando desembarcaron en Irlanda los hombres de Nemed, hijo de Agnoman, que era tío del propio Tuan Mac Carell, aunque ese parentesco no pareció darle mucha confianza:

  “Lo vi desde lo alto de las rocas y me las ingenié para no ser descubierto. Mis cabellos y uñas eran largos; estaba decrépito, gris, desnudo, sumido en la miseria y el sufrimiento.

Tuan Mc Carell

 

Sin embargo, los problemas de Tuan se solucionaron de una manera asombrosa:

“Una noche me dormí y por la mañana desperté con una forma diferente: me había transformado en un ciervo. Había vuelto a encontrar mi juventud la alegría de mi espíritu, y canté versos sobre la llegada de Nemed y de su raza, así como sobre la metamorfosis que yo mismo acababa de sufrir.”

Si antes Tuan no hizo ningún intento de acercamiento a los recién llegados, convertido en ciervo, resultaba mucho más peligroso:

“Eran poderosos guerreros que hubieran podido herirme cruelmente en el combate; pero sobre mi cabeza lucían dos cuernos armados de sesenta puntas.”

Convertido en el jefe de los ciervos de Irlanda, Tuan vivió hasta que los descendientes de Nemed llegaron a ser “cuatro mil treinta hombres y cuatro mil treinta mujeres”, momento en el que también murieron todos. Ahora Tuan era un viejo ciervo, cada vez más débil, pero entonces:

“Cuando estaba en la puerta de mi caverna -guardo clara memoria de ello-, la forma de mi cuerpo cambió y fui transformado en jabalí.”

Tuan decidió celebrar en verso su nueva metamorfosis

“Hoy soy jabalí… soy rey, soy fuerte, venceré.
Hubo un tiempo en que formé parte de la asamblea que rehabilitó a Partolón.
¡Cuán agradable era el canto de mi brillante sentencia! 
Agradó a las jóvenes, que, por cierto, eran muy bonitas. 
Mi canto era a la vez bello y majestuoso. 
Mi voz producía sonidos graves y dulces… 
Mi paso era rápido y seguro en los combates. 
Tenía un rostro encantador… 
Y héme hoy aquí convertido en un negro jabalí”.

A pesar de recordar con nostalgia su tiempo como hombre, Tuan enseguida se consoló al recobrar las fuerzas de la juventud, y se convirtió en rey de los rebaños de jabalíes de Irlanda. Ahora se había dado cuenta de que siempre que llegaba la vejez debía acercarse a su antigua casa del Ulster. También debía observar tres días de ayuno antes de la transformación. En diferentes formas pudo presenciar la llegada a Irlanda de Semión hijo de Stariat, de quien descienden los Fir Domnann, los Fir Bolgy y los Galiuin. Sintiéndose de nuevo viejo, regresó a su antigua casa y se sometió al ayuno:

“Al cabo de esos tres días mis fuerzas se habían agotado totalmente. Entonces fui metamorfoseado en un gran buitre, o, para decirlo de otra manera, en una enorme águila de mar. Mi espíritu recobró su alegría. Otra vez fui capaz de todo: devine curioso y activo, recorría toda Irlanda y estaba al tanto de cuanto pasaba.

Para celebrar su alegría, Tuan cantó de nuevo:

“Hoy buitre, ayer era jabalí…
Dios, que me ama, me ha dado esta forma… 
Antes viví con una manada de cerdos salvajes. 
Hoy formo parte de una bandada de pájaros… 
Por una maravillosa decisión de la bondad divina 
respecto de mí y de la raza de Nemed, 
he aquí que esta raza está sometida a la voluntad de los demonios 
y yo, en cambio, vivo en la compañía de Dios.

Convertido en águila, Tuan vio llegar a Irlanda a Beothach, hijo de Iarbonel el profeta, de quien descienden los Tuatha De Danaan, un misterioso pueblo de dioses que dominó Irlanda, tan sabios que “es probable que el cielo haya constituido el punto de partida de su viaje: sólo así se explican su ciencia y la superioridad de su instrucción.”

Todavía era un buitre Tuan cuando llegó la última raza colonizadora, la de los hijos de Mil, quizá los milesios, que se decía habían llegado desde Grecia a través de Galicia, y que vencieron a los propios dioses, a los Tuatha De Danaan.

Antes de su siguiente metamorfosis, Tuan ayunó nueve días, tras los que se despertó convertido en salmón. Sin embargo, los buenos tiempos de Tuan se estaban acabando. la vida como salmón resultaba muy dura, porque le perseguían los pescadores, las aves y otros peces.

Uno de esos pescadores me atrapo y me llevó a la mujer de Carell, rey de este país. Lo recuerdo muy bien. El hombre me puso en la parrilla y desperté el apetito de la mujer, que me comió entero, de tal suerte que me encontré en su vientre.”

Este podría haber sido el final definitivo de Tuan, pero como sabemos que está hablando con el monje Finnen, algún asombro m´sa nos depara la historia:

“Recuerdo el tiempo que pasé en el vientre de la mujer de Carell, las conversaciones sostenidas en la casa y los acontecimientos que por entonces sucedieron en Irlanda.”

Tuan, por supuesto, fecundó de alguna manera a la mujer y nació como niño humano, al que llamaron Tuan Mc Carell, puesto que era hijo de Carell.

Mac procede de maqos, hijo; es muy frecuente que los héroes irlandeses se llamen Mac, aunque actualmente solemos pensar que es un termino escocés; los escoceses fueron conquistados por los escotos, de ahí que empleen el macy que su propia tierra se llame en cierto modo Irlanda (los escotos procedían de Irlanda).

Puesto que había presenciado todo lo sucedido en Irlanda desde los tiempos de Partolón, Tuan fue considerado un profeta. Casualmente todo ello sucedió ya en época de la cristiandad:

“Eso sucedió inmediatamente después de que San Patricio trajera la fe a Irlanda. Hubo muchas conversaciones, me bautizaron, y creí en el creador del mundo, grande y único rey de toda la creación.”

Esta es la historia de Tuan y sus metamorfosis.

Al parecer, se trata de una leyenda pagana que después se quiso prolongar hasta la llegada del cristianismo a Irlanda. Lo que supuso la consiguiente prolongación de la vida de Tuan. Para probarlo, D’Arbois de Jubainville calcula la duración de la vida de Tuan:

Primera vez como hombre 100 años
  Como ciervo 80 años
  Como jabalí 20 años
  Como águila 100 años
  Como pez 20 años

Lo que son 320, a los que hay que añadir los que vivió por segunda vez como hombre. Si hemos de llegar hasta San Finnen (siglo VI), la vida de Tuan alcanzaría al menos los 1400 años.

(Publicado en Cambiante, diciembre 2007)

 

Posted in celtas | Tagged , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , | 1 Comment

Los indoeuropeos y la mitología comparada

No hay ninguna certeza acerca del parentesco entre los diversos pueblos llamados indoeuropeos. Lo único cierto es que lenguas muy distantes entre sí comparten raíces comunes. Como si hubiese existido un gran imperio, a la manera del romano, del que se hubiesen desgajado diversos pueblos. Una lengua común, pero tal vez ningún parentesco.

¿Podemos decir que existe, por ejemplo, un gran parentesco entre los españoles y los rumanos aparte de compartir una lengua latina? ¿Es que los franceses dejaron de ser mayoritariamente descendientes de la población galo romana cuando adoptaron para su nación el nombre de una tribu germana, la de los francos?

A menudo la lengua, más que facilitar la compresión de los movimientos migratorios y la composición étnica, la dificulta, escondiendo semejanzas y diferencias. La tardía conquista de Inglaterra por los sajones y la posterior conquista danesa hizo que lo que hoy sería un pueblo latino por su lengua haya pasado a considerarse, si no germánico, al menos sí anglosajón, a pesar de que cerca del 40% de su vocabulario es de origen latino. Otras veces, el que dos pueblos hablen una misma lengua puede esconder diferencias mayores, como en el caso de pueblos con gran componente indígena de la América latina, que se consideran pueblos latinos y más cercanos a España que los alemanes o los marroquíes, lo que quizá sea una incongruencia, sobre todo si nos referimos a indígenas aimaras o mayas.

En el caso de los indoeuropeos, no conocemos ese origen del que derivan sus lenguas, aunque se han hecho muchos intentos de reconstrucción. No sabemos si se trataba de una gran civilización o de un pueblo nómada, que se fragmentó y distribuyo por todo el mundo. Si los actuales pueblos indoeuropeos hubieran pertenecido a un imperio semejante al romano, un descubrimiento de tal naturaleza provocaría un asombro tal vez no igualado por ningún otro descubrimiento arqueológico.

Lo que sí sabemos es que entre las lenguas indoeuropeas se incluyen, las lenguas latinas, el griego, las lenguas celtas, las germanas, la de los hititas,el armenio, el sanscrito y otras lenguas de la india, decenas de lenguas iranias y la de los antiguos medos (que tal vez eran los actuales kurdos). Una enumeración asombrosa, sin duda.

Centum Satem map.png
Los principales pueblos indoeuropeos y su posible origen (en rojo)

Se conserva también mucho de la literatura original de estos pueblos y muchos antiguos mitos. En ellos se han encontrado semejanzas importantes, que no pueden atribuirse a la casualidad, como que en la India haya un dios cósmico llamado Varuna muy sejante al Ouranos griego, que los dioses de la guerra se llamen en la India Maruts, el dios griego Ares y el romano Mars/Marte. Que el Zeus griego tenga un equivalente indio llamado Dyaus Pitar y uno latino llamado Deus Pater.

La mitología comparada tiene en los pueblos indoeuropeos un campo de estudio apasionante, aunque no dudo que algo semejante se podría decir de los pueblos semitas, aunque tal vez la unificación bajo el Islam no ha permitido conservar muchas de esas tradiciones. La mitología comparada es más un arte que una ciencia, aunque se ayuda por la ciencia de la lingüística y la filología, así como por la arqueología y la historia. Pero sus practicantes se asemejan a menudo a detectives que intentan reconstruir piezas rotas, o un puzzle del que apenas quedan unas cuantas piezas. La comprobación de las hipótesis es difícil, porque no hay manera de ponerlas a prueba en experimentos decisivos. La mayor verosimilitud se consigue al construir un edificio coherente, en el que pequeños detalles son interpretados o reinterpretados, mostrando un nexo al principio sorprendente, pero que paso a paso va demostrándose más y más plausible. Naturalmente, puede darse el caso de que un descubrimiento arqueológico confirme alguna de estas teorías, pero, casi todas ellas deben su prestigio a la elocuencia de sus defensores y al consenso más o menos amplio y más o menos cambiante de los expertos en la materia.

El filósofo Bertrand Russell decía que a menudo pensaba que la filosofía era una rama de la literatura. Georges Dumézil, que fue el mayor experto en mitología comparada relacionada con los indoeuropeos, admitía que, como suele suceder a menudo en este campo, sus teorías podrían ser en el futuro refutadas por mejores investigadores, y todos sus descubrimientos negados y considerados mera fantasía. En ese caso, dijo, tampoco pasaría nada grave: bastaría con cambiar sus sus libros de estante, quitarlos del de la ciencia y ponerlos en el de la literatura.

Posted in indoeuropeos | Tagged , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , | 5 Comments